Doy gracias a Dios por mi educación en la fe que empezó en mi familia, toda ella religiosa, continuó en la catequesis y en el colegio y también he pertenecido a un movimiento católico.
Empecé a ser consciente de que solos no podemos seguir a Jesús hace unos cuatro años, gracias a mis compañeros de trabajo que son cristianos evangélicos. Más adelante he constatado que a veces se trata este tema en las homilías, por lo que sospecho que habré escuchado esto antes de que me lo dijeran mis compañeros. Esto me indicaba la importancia de leer la Biblia. Poco a poco, me fue rondando la idea de la necesidad de entrar en contacto con Dios.
Al comenzar el curso me incorporé al grupo bíblico y no sólo empecé a leer la Biblia, sino que aprendí el método Lectio Divina para leerla, que consiste básicamente en:
- Ponerse en presencia de Dios o invocar al Espíritu Santo.
- Leer el texto despacio, varias veces, viendo ¿qué dice el texto?
- ¿Qué me dice a mí el texto?
- Oración espontánea: Acción de gracias, petición, alabanza…
- Volver a la vida ordinaria y seguir meditando el texto cuando se pueda, en el metro, étc.
Los resultados de la lectura orante son espontaneas, el Señor te va cambiando.
Además en el grupo bíblico vamos adquiriendo los conocimientos necesarios para entender mejor qué dice el texto, como el momento en que se escribieron los distintos libros de la Biblia, el género literario de ellos, la forma de escribir en el tiempo en que estos se escribieron, quiénes los escribieron…
El primer día que leí la Biblia en casa utilizando este método era la tarea que nos había mandado para el día siguiente el hermano paulino José Ignacio Pedregosa (Pepe) , que es quien inició el grupo bíblico en la parroquia estando de párroco Jesús Chavarría, ahora lo lleva el biblista Rafael Chavarría (Rafa). Se trataba de Mt 16,21-20,28. Aquí leemos la respuesta de Jesús a los discípulos cuando le dijeron: «¿quién podrá salvarse?» “Jesús los miró y les dijo para los hombres esto es imposible pero para Dios todo es posible” (Mt 19,26). Me encantó esta lectura, disfrutaba de cada palabra y orientaba mis inquietudes (Su Palabra lo dice).
En el grupo bíblico vimos que el Señor está siempre y formas de acercarse a Él son: Oración, lectura orante de Su Palabra y acudir a los sacramentos. Aunque es lícito rezar por cosas materiales como enfermedades, trabajo etc. (que es por por lo que yo exclusivamente rezaba con anterioridad), como se ve en el Padre Nuestro: “Danos hoy nuestro pan de cada día» y en la celebración Eucarística después de esta oración: «Líbranos Señor de todos los males”, esta nueva misión de la oración la engrandece, adquiere un sentido mayor. Por otra parte el contacto con Dios te va dando conciencia de pecado, que es un gran problema de nuestro tiempo. Yo antes justificaba algunos de mis pecados y otros no me parecían tales.
Cuando creía (e intentaba aplicar sin ningún éxito) que yo podía vivir cristianamente proponiéndomelo, es decir, con mi fuerza de voluntad, ni siquiera me planteaba la necesidad de pertenecer a ninguna comunidad cristiana, ¿para qué? Ahora he experimentando que con la comunidad el aprovechamiento para mi vida de la Palabra de Dios es mucho mayor. Por ejemplo cuando tratamos en el grupo bíblico el perdón estudiando Mt 18,21-35, como es un tema difícil y surgieron dudas, Pepe dijo que rezar por los que nos han herido es una buena forma de perdonar. Yo lo he aplicado desde entonces y el Señor me va ayudando a perdonar.
Como se ve nuestro grupo bíblico ofrece la oportunidad de iniciarse o continuar en muy buenas condiciones la lectura bíblica y también de pertenecer a una comunidad cristiana. Es un grupo abierto, es decir todos podemos participar en él. Nos reunimos los segundos martes de cada mes a las 20 horas en la parroquia ¡Anímate!
Ana María Cuadrado Durango.